Te amaré locamente de Jorge Fernández Díaz.
He leído y sigo siempre a Fernández Díaz como
columnista del diario “La Nación” en notas por demás interesantes,
perfectamente escritas y pensadas. Como analista político es brillante.
Comencé leyendo su novela El
puñal. Iba por la mitad del libro cuando decidí comprar el último,
intrigada por los elogiosos comentarios que tiene. Abandoné por unos días la
primera y me sumergí en la lectura de estas narraciones que él llama
“aguafuertes sentimentales” para ver de qué se trataba. Historias de amor,
desamor, seducción, celos, crimen, decrepitud física, formas del amor en las
redes sociales, conversaciones con psicólogos; testimonios que escuchó, que le
contaron, que indagó o temas y personajes de sus notas periodísticas que luego
elaboró como escritor. En ese cruce entre lo periodístico y lo literario es que
surgen las “aguafuertes sentimentales” en el más profundo sentido de la
palabra, son como retratos de personajes
que viven historias íntimas. El periodismo no tiene armas para contar los
sentimientos por dentro de las personas, en cambio la literatura permite
atravesar un límite” – comenta en una entrevista.
En la primera parte desfilan personajes
comunes y corrientes inmersos en vínculos amorosos, enfocando todo en las
relaciones humanas y sus conflictos. Muchas de ellas son de amigos o personas
reales a las que les ha cambiado los nombres y las circunstancias.
En la segunda parte narra historias de la
vida real. Crónicas de situaciones personales en donde aparecen el barrio de
Palermo, sus padres, la infancia, historias de algunos vecinos, colegas como
Manuel Vicent o personajes conocidos como Alejandro Puccio y hasta un encuentro
con Dios en un bar de Palermo.
La tercera parte, llamada “Retratos de
pasión”, son perfiles de personas a las que admira, que lo apasionan, que lo
emocionan. Son once semblanzas imperdibles de Fontanarrosa, Eduardo Galeano,
Ernesto Sabato, Guillermo Saccomano, Juan José Sebreli, Marcos Aguinis, Pepe
Eliaschev, Joan Manuel Serrat, Cristina Fernández de Kirchner, Mate Cosido, el
Che Guevara.
El autor dice: “Sigo escribiendo para
divertirme, para entretener y conmover al lector que yo fui, a una lectora como
mi madre. Creo en la alegría del libro,
en la mirada popular del libro, no en un sentido populista ni mercadológico,
sino en que sea capaz de conmover.”
Este libro es justamente eso. Un texto para disfrutar y entretenerse. Una
prosa ágil, medida, de calidad. Recomiendo su lectura.