domingo, 9 de octubre de 2011

Relectura del mito

 

EL MITO DEL MINOTAURO

BORGES Y CORTÁZAR.

En 1949, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar publicaron, al mismo tiempo, dos relatos con llamativas coincidencias: los dos elaboraban una relectura del mito griego del Minotauro y el laberinto, respetando la historia original pero incluyendo variantes novedosas, y los dos elegían al monstruo como personaje central para sus relatos.

Jorge Luis Borges aborda el mito del Minotauro en su cuento “La casa de Asterión” y Julio Cortázar lo hace en su obra de teatro Los reyes.

Para leer el texto de Cortázar, les sugiero este link: tp://www.librosgratisweb.com/pdf/cortazar-julio/los-reyes.pdf

Un video en donde se observa el planteamiento de los autores sobre el mismo tema en este enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=YiF7yF81QxU&feature=related

Y las reflexiones que hace Julio Cortázar sobre su obra en la entrevista “A fondo”, con Soler Serrano, para la Televisión Española: http://www.youtube.com/watch?v=cKh06ol2mTQ&feature=related

• El siguiente texto es la leyenda clásica de Teseo y el Minotauro:

LA LEYENDA DE TESEO Y EL LABERINTO DEL MINOTAURO

                                                            (1.700 a 700 A. de C.)

En Creta reinaba desde hacía mucho un rey muy poderoso llamado Minos. Su capital era célebre en el mundo entero por un curioso edificio que existía en ella, el Laberinto, cuyos corredores tenían un trazado tan complicado que quien penetraba en él, no podía salir jamás. En el interior del laberinto habitaba el terrible Minotauro, monstruo con cabeza de toro y cuerpo de humano, fruto de los amores de Pasifae, la esposa de Minos, con un toro que Poseidón, dios de los mares, hizo surgir de las aguas. En cada novilunio había que sacrificar un hombre al Minotauro, pues cuando el monstruo no tenía con que satisfacer su hambre, se precipitaba fuera para sembrar la muerte y la desolación entre los habitantes de la comarca. Un día, el rey Minos recibió una noticia espantosa: el hijo que era su alegría y orgullo acababa de morir asesinado en Atenas.

El corazón de Minos pedía venganza. En un rapto de ira, reunió a su ejército y lo mandó contra Atenas; la ciudad no estaba preparada para este ataque, no pudo ofrecer resistencia seria y pronto los atenienses tuvieron que pedir la paz.

Minos recibió con severidad a los embajadores. Después de un silencio de mal presagio, les dijo: “Habéis matado a mi hijo, la esperanza de mi vejez, y he jurado vengarme de manera terrible. Ofrezco la paz, pero con una condición: cada nueve años, Atenas enviará siete muchachos y siete muchachas a Creta para que paguen con su vida la muerte de mi hijo.” Un estremecimiento agitó a la asamblea cuando el rey dijo que aquellos muchachos serian arrojados al Minotauro para que los devorara. Una luna nueva sí y dos no, entregaría uno de ellos al monstruo, que, hasta entonces, sólo había saciado su apetito con malhechores.

Como los atenienses vencidos no podían elegir, tuvieron que aceptar las condiciones impuestas por Minos, aunque con esta sola reserva: que si uno de los jóvenes atenienses consiguiese matar al Minotauro y salir del Laberinto, ambas cosas poco menos que imposibles, no sólo salvaría su vida, sino las de sus compañeros, y Atenas sería liberada para siempre de tan atroz obligación.

Dos veces pagaron los atenienses el horrible tributo; dos veces condujo un navío a Creta a siete muchachos y a siete muchachas, sobre quienes recayó la suerte fatal.

Se acercaba ya el día en que por tercera vez la nave de velas negras, signo de luto, iba asurcar el mar. Llegó el momento de echar suertes. Entonces Teseo, hijo único del rey, dio un paso al frente y, sin someterse a sorteo, ofreció su vida por la salvación de la ciudad. Al día siguiente, Teseo y sus compañeros subieron a bordo. El rey y su hijo convinieron en que si a Teseo le favorecía la suerte, el navío que les volviera al país enarbolaría velas blancas.

Días más tarde, los jóvenes atenienses desembarcaron en Creta y fueron conducidos a una casa en las afueras de la ciudad, donde debían permanecer bajo custodia hasta que llegase el momento. La prisión estaba rodeada de un gran jardín que lindaba con el parque por donde las hijas del rey Minos, Ariadna y Fedra, solían pasear. Un día el carcelero se acercó a Teseo y le dijo que en el parque había alguien que quería hablarle. Muy sorprendido, el joven salió y se encontró con Ariadna, la mayor de las dos princesas. Tanto conmovió a ésta el aspecto y porte del mancebo, que decidió ayudarle a matar al Minotauro. “Toma este ovillo de hilo- le dijo-, y cuando entres en el Laberinto, ata el extremo del hilo a la entrada y ve deshaciendo el ovillo poco a poco. Así tendrás una guía que te permitirá encontrar la salida”. Le dio también una espada mágica. Al separarse, Ariadna le preguntó, con voz emocionada: “Te salvo con peligro de mi propia vida: si mi padre supiera que te he salvado, su cólera sería terrible. ¿Me salvarías tú también?” Teseo se lo prometió.

A la mañana siguiente, el príncipe fue conducido al Laberinto. Cuando estuvo tan lejos que no veía la luz del día, tomó el ovillo, ató el extremo del hilo al muro y fue desenrollándolo a medida que avanzaba por los corredores. Durante mucho rato, sólo oía el eco de sus pasos. Pero, de pronto, el silencio fue turbado por un ruido sordo, como el mugido lejano de un toro furioso. El ruido se iba acercando, pero Teseo caminaba animoso. Penetró en una gran sala y se encontró frente al terrible Minotauro, que bramando de furor se lanzó contra el joven. Era tan espantoso, que Teseo estuvo a punto de desfallecer, pero consiguió vencerle con la espada mágica que le había dado la princesa. Después, le bastó seguir el hilo de Ariadna, en sentido inverso, y pronto pudo atravesar la puerta que tantos jóvenes habían franqueado antes de él para no salir jamás.

Gracias a Ariadna, Teseo salvó su vida y la de sus compañeros, librando a su ciudad de la terrible obligación contraída. Dispuestos ya a reembarcar, Teseo llevó a bordo en secreto a Ariadna y también a Fedra, que no quiso abandonar a su hermana. Durante el regreso, sobrevino una tempestad y tuvieron que refugiarse en la isla de Naxos. Vuelta la calma, quisieron continuar el viaje, pero Ariadna no apareció. Buscaron por doquier y la llamaron hasta que el, eco repitió su nombre, pero en vano. Finalmente dejaron su búsqueda y se hicieron a la mar. Ariadna, extraviada en un bosque, estaba dormida, agotada. Ya había zarpado el navío cuando Ariadna despertó y encontró al fin el camino a la playa. Gritó, lloró; todo fue inútil. El navío apenas se dibujaba ya en el horizonte. A Ariadna, extenuada, se le nublaron los ojos y cayó al suelo son sentido. Cuando volvió en sí, vio acercársele un alegre cortejo, acompañado de flautas y címbalos. Pronto pudo distinguir un carro de oro tirado por mansos leones; sobre el carro iba el joven más bello que la princesa viera jamás. Era Dionisos, dios del vino, quien dijo a la muchacha: “Si quieres ser mi esposa, te volveré inmortal” . Ariadna le tedió la mano y Dionisos la subió junto a sí en el carro. Después de un viaje triunfal por la Tierra, el dios la llevó a su morada eterna.

En Atenas, reinaba la tristeza. Cuando el retorno del bajel de Creta era inminente, el anciano rey iba todos los días a la orilla del mar, oteando la nave que se había llevado la mayor alegría de su vida y la esperanza de su vejez. Al fin, el barco apareció en el horizonte. Pero traía las velas negras, y el anciano se desesperó. No podía saber que Teseo, anonadado por la desaparición de Ariadna, habíase olvidado de izar las velas blancas, signo de victoria. Loco de dolor, el rey Egeo se arrojó al mar que desde entonces lleva su nombre. Pero cuando el navío entró a puerto de Atenas y Teseo y sus compañeros hubieron desembarcado, el pueblo estalló en aclamaciones. Poco después, los atenienses reunieron una asamblea que ofreció la corona a Teseo, quien casó luego con Fedra y llegó a ser el poderoso rey cuyas hazañas viven aún en el recuerdo de los hombres.

• Utilizando Google Docs realicen una presentación en PowerPoint estableciendo las diferencias entre el texto clásico, el cuento de Borges “La casa de Asterión y el texto de Julio Cortázar, Los reyes.

 

miércoles, 5 de octubre de 2011

Las ruinas circulares

de Ficciones (1944)   - Jorge Luis Borges



Podrán leer el cuento y utilizar las herramientas del Foxit Reader en este link : http://www.librosgratisweb.com/pdf/borges-jorge-luis/las-ruinas-circulares.pdf

Después de la lectura del texto respondan:

1. ¿Qué elementos propios del género fantástico hay en el cuento? Enumeren.

2. Enuncien el tema.

3. La presencia de dos soñadores sugiere la posibilidad infinita de soñadores que se repiten cíclicamente. Este tema se apoya en ciertos aspectos de la doctrina budista, que concibe al universo como sueño, como una realidad; y en las filosofías idealistas, según las cuales el mundo externo está condicionado por nuestra percepción (los objetos no existirían si los hombres no los pensaran y no los conocieran) y nosotros mismos dejaríamos de ser si una mente divina no nos pensara. De acuerdo con este tipo de concepción, el hombre cree que actúa dentro de lo real, se afana en luchas humanas pero sólo al final comprende el carácter alucinatorio del mundo y su propia condición de sombra.

¿Coinciden con esta postura o no? Fundamenten.

4. Todos los datos que el narrador proporciona sobre el personaje son ambiguos. ¿Cuáles son? Enumeren.

5. ¿Qué rasgos humanos se mencionan en el personaje?

6. Las etapas en la creación del fantasma viviente son varias y sus dificultades cada vez mayores. Enumeren.

7. La atmósfera de irrealidad se acentúa en el ambiente, en el lugar donde transcurre la acción. Transcriban fragmentos del texto.

8. El tiempo real en que transcurre la exposición es sumamente breve (desde que el soñador se tiende a dormir hasta que despierta con el sol ya alto), en contraste con los prolongados lapsos que median en la segunda parte del relato y que el autor delimita con toda minuciosidad en cada caso. Transcriban ejemplos.

lunes, 3 de octubre de 2011

La casa de Asterión


    de El Aleph (1949). Jorge Luis Borges                                                                 En este cuento Borges recurre a los relatos más antiguos de Occidente: la mitología griega, en particular la historia del Minotauro, pero narrada aquí desde el punto de vista del monstruoso hijo de Pasifae y el toro blanco. Este procedimiento, este intento de Borges por apropiarse de la literatura tradicional, es también la forma que elige para leer la literatura anterior; como algo de lo que él puede apropiarse para volver a escribirlo, como supo hacer con el Martín Fierro y el Quijote.


• Lean el siguiente texto para comprender mejor lo antes dicho:

Jorge Luis Borges (1899-1986)

Borges es un nombre inevitable si hablamos de literatura argentina, tanto dentro como fuera del país. Hace muchos años que ha trascendido para ser parte de la literatura universal, no sólo por sus temas o por su escritura, sino también por su concepción del lenguaje, por la forma en que se ha relacionado y apropiado de la tradición argentina y de los grandes temas de Occidente…[…]…Pero Borges no se limita a tomar cuestiones de otras tradiciones en cuanto a temas: las reescribe y las hace parte de una nueva tradición: la suya. Borges logra dialogar de igual a igual con la literatura universal, aunque la lee para traicionarla y para volver a escribirla como algo propio. El Minotauro que protagoniza “La casa de Asterión” ya no es la criatura de la mitología griega, sino el Minotauro de Borges; el Martín Fierro que muere en “El Fin” ha dejado de ser el personaje de José Hernández, y el destino que lo espera será el destino que siempre parece estar esperando a los personajes de Borges. La escritura para Borges es lectura, por eso prefería definirse como un lector más que como escritor: la originalidad no es su objetivo, sino la reescritura.

Escritura como palimpsesto.

En el Libro de los seres imaginarios Borges escribe:

La idea de una casa hecha para que la gente se pierda es tal vez más rara que la de un hombre con cabeza de toro, pero las dos se ayudan y la imagen del laberinto conviene a la imagen del Minotauro. Queda bien que en el centro de una casa monstruosa haya un  habitante monstruoso.

El Minotauro, medio toro y medio hombre, nació de los amores de Pasifae, reina de Creta, con un toro blanco que Poseidón hizo salir del mar. Dédalo, autor del artificio que permitió que se realizaran tales amores, construyó el laberinto destinado a encerrar y a ocultar al hijo monstruoso. Éste comía carne humana; para su alimento, el rey de Creta exigió anualmente de Atenas un tributo de siete mancebos y de siete doncellas. Teseo decidió salvar a su patria de aquel gravamen y se ofreció voluntariamente. Ariadna, hija del rey, le dio un hilo para que no se perdiera en los corredores; el héroe mató al Minotauro y pudo salir del laberinto.

Ovidio, en un pentámetro que trata de ser ingenioso, habla del hombre mitad toro y toro mitad hombre; Dante, que conocía las palabras de los antiguos pero no sus monedas y monumentos, imaginó al Minotauro con cabeza de hombre y cuerpo de toro (Infierno, XII:1-30).

El culto del toro y de la doble hacha (cuyo nombre era labrys, que luego pudo dar laberinto) era típico de las religiones prehelénicas, que celebraban tauromaquias sagradas. Formas humanas con cabeza de toro figuraron, a juzgar por las pinturas murales, en la demonología cretense. Probablemente, la fábula griega del Minotauro es una tardía y torpe versión de mitos antiquísimos, la sombra de otros sueños aún más horribles.

En este enlace podrán leer acerca de Teseo y el Minotauro: http://mpfiles.com.ar/mitologia/TyM.htm

• En este link podrán leer el texto de Borges “La Casa de Asterión”: http://www.esociales.fcs.ucr.ac.cr/biblioteca/esociales/BorgesJorgeLuis-LacasadelAsterion.pdf utilizando las herramientas del Foxit Reader en la marcación del texto.

Y escuchar al propio Borges hablando acerca del tema del laberinto en este video: http://www.youtube.com/watch?v=Nge16jNZtis

Luego respondan:

a) ¿Qué relación se puede establecer entre el mito del Minotauro y “La Casa de Asterión”?

b) Establezcan a lo menos cinco aspectos en se parezcan y se diferencien ambas historias. Justifiquen.

c) Identifiquen el tipo de narrador utilizado por Borges ¿Por qué habrá elegido este narrador? Esta elección ¿en qué modifica la historia tradicional del Minotauro?

d) ¿Quién es el verdadero héroe en este texto?

f) ¿A través de quién conocemos la historia en “La Casa de Asterión”?

g) Realicen una caracterización del protagonista.¿Cómo es Asterión? ¿Por qué Asterión se siente distinto a todos? ¿Merece ser tan temido? ¿Reconocerían en él a un monstruo? ¿cómo calificarían a ese personaje solitario?

h) Uno de los motivos recurrentes en la obra de Borges es la duplicidad. Fíjense qué cosas, a lo largo del cuento, se repiten y duplican.

I) Esa duplicación también involucra a los personajes. Lean nuevamente el último párrafo. ¿En qué sentido podría decirse que Teseo es reflejo de Asterión?

 Otra figura propia de la literatura de Borges es el laberinto y sus infinitos caminos. El número 14 – el autor se ocupa de aclararlo en la nota al pie – tiene este significado y es un motivo recurrente para simbolizar la infinita soledad del Minotauro en su laberinto.

Sostiene Nicolás Rosa (en Borges o la ficción laberíntica) que el laberinto es una cámara central, una cripta donde se consuma la muerte (el crimen). De ese modo el laberinto “es la proyección de la perversidad del mundo”: cuando la víctima alcanza el centro, el secreto escondido y reservado, descubre que ese secreto está disperso en la simetría de los corredores, que son como la trama de la tela de araña, que se encargan de fatigar a la víctima.

j) ¿De qué manera se cumple en este cuento el análisis que hace el crítico literario sobre el laberinto borgeano?

k) Elaboren un texto donde expliquen cómo el autor se apropia del mito y lo transforma en parte de su literatura.



 

Temas borgeanos

Poeta, ensayista y autor de relatos breves. En muchos de sus escritos, sea cual sea el género al que pertenezcan, aparecen con frecuencia ciertos temas; por eso una introducción general a Jorge Luis Borges puede ser válida para toda su obra.
Borges es un escritor erudito, poseído de solicitaciones filosóficas que acierta a convertir en sustancia de sus relatos o, al menos, las hace aparecer en alguno de sus componentes. La concepción del mundo del autor ayuda a comprender el fondo intelectual de su producción:

a) Consideraciones preliminares.

Los relatos de Jorge Luis Borges tienen con frecuencia una motivación metafísica y un tratamiento fantástico. Le interesan la filosofía y la teología, disciplinas de las que parece tener un regular conocimiento .

En los sistemas filosóficos y en las proposiciones metafísicas ve un infatigable esfuerzo del género humano por comprender e interpretar el universo. “Todo hombre culto es un teólogo y para serlo no es indispensable la fe” (Otras inquisiciones). De hecho, Borges, si bien participa de una concepción panteísta del universo que no excluye un Dios Creador, no confiesa ninguna fe religiosa explícita. Respecto a la posibilidad de que la filosofía alcance la verdad absoluta, manifiesta el escritor su “escepticismo esencial”. De ser creado, “el mundo es tal vez el bosquejo rudimentario de algún dios infantil, que lo abandonó a medio hacer, avergonzado de su ejecución deficiente” (op. cit.). Pero “la imposibilidad de penetrar el esquema divino del universo no puede disuadirnos de planear esquemas humanos, aunque nos conste que éstos son provisorios” (op. cit.).

Una consideración similar le merece la teología. Confiesa “estimar las ideas religiosas o filosóficas por su valor estético y aun por lo que encierran de singular y de maravilloso”. En consecuencia, varios de los mejores cuentos de Borges están inspirados en hipótesis metafísicas y afirmaciones teológicas, por mucho que, para su autor, estén desprovistas de veracidad las primeras, y de la condición de verdades reveladas todas las segundas.

Lo que la metafísica pretendería hacer, sin éxito, en el plano de la realidad —penetrarla e interpretarla—, pretende hacerlo Borges en el plano de sus cuentos, capitalizando las hipótesis de la filosofía y las doctrinas de la teología. “Borges ha negado —resume Alazraki, uno de sus críticos— la validez de la metafísica en el contexto de la realidad, pero la ha aplicado a un contexto donde recobra su vigencia: la literatura”.

Un lector culto presiente que, en el argumento y desarrollo de un cuento que satisfaría a lectores menos intelectualizados, subyace un significado metafísico. Hay con frecuencia dos planos en los libros de Borges: un plano narrativo argumental, anecdótico, y otro abstracto, en el que la anécdota adquiere ya la dimensión de símbolo (v.gr.: Deutsche requiem, La busca de Averroes, La escritura del Dios): lo individual se reviste de simbolismo al ser proyectado sobre un plano genérico más amplio.

b) Temas y subtemas.

Los relatos de Borges despiertan sorpresa y, a veces, provocan el desconcierto en los lectores. No es un escritor de masas: su crítico y amigo Adolfo Bioy define los cuentos de Borges como “ejercicios de incesante inteligencia y de imaginación feliz, destinados a lectores intelectuales, estudiosos de filosofía, casi especialistas en literatura”. No obstante, sus textos no son adivinanzas o herméticos sofismas. La lógica que hay bajo sus fantasías se encuentra a menudo desvelada en 1os libros de ensayo: Discusión, Inquisiciones, Otras inquisiciones. En cualquier caso, hay una porción de tópicos, lugares temáticos comunes, en la narrativa borgeana: los que son tema en un relato, aparecen en otros como subtemas, en variada recurrencia. Alazraki rastrea en un sólo cuento, La otra muerte, y descubre hasta nueve temas característicos del autor: 1°, en un instante de la vida de un hombre puede estar la clave de toda su historia y su razón de ser; 2°, la realidad presenta caracteres ilusorios: se mezclan abundantemente en el relato personajes históricos y seres ficticios; 3°, el Universo se nos aparece a menudo como un laberinto inextricable; 4°, visión del mundo por la cual un hombre puede ser dos hombres, gracias a la reducción panteísta; 5°, el mundo es un sueño de al¬guien superior no muy bien conocido; 6°, el mundo es una compleja concatenación de causas y efectos: modi¬ficada una causa, por remota que sea, resulta modificada y confundida una multitud imprevisible de efectos; 7°, una persona que no pudiera olvidar, moriría por el excesivo peso de sus recuerdos; 8°, una literatura difiere de otra más por la distinta manera de ser leída e interpretada, que por las diferencias de sus textos, 9°, el coraje, primera virtud de los argentinos.

c) Caos y orden.

“No sabemos qué cosa es el universo” (Otras inquisiciones). La visión del mundo como algo impenetrable y, más a menudo, como algo caótico, aparece por igual en sus ensayos y en sus relatos. La inteligencia humana, glosa Alazraki, no puede reconstruir un orden que no existe o que, si existe, está regido por leyes divinas, inaccesibles a la inteligencia de los hombres. Esa concepción inspira relatos felices de Borges, recogidos en el volumen de Ficciones, sobre todo en La biblioteca de Babel, y La lotería de Babilonia, aunque el tema no es ajeno a otros títulos.

No obstante la impenetrabilidad del mundo, Borges valora los esfuerzos de sucesivas generaciones de hombres encaminados a encontrar un orden, por mas que estén condenados al fracaso. Tiene un cierto conocimiento de las doctrinas y la historia filosóficas, pero se alinea con los escépticos, para quienes la historia de la filosofía es la de los fracasos de los hombres en su búsqueda de la verdad y de la sabiduría absolutas. Caos del universo (imposibilidad para el hombre de conocer su orden interno) y el prurito de la inteligencia humana de ponerle orden, serían orde¬nada y abscisa de la temática borgeana. De la visión caótica del mundo emerge la imagen del laberinto, favorita de Borges.

d) El Universo como sueño o libro de Dios.

La concepción del mundo como sueño de Dios es una doctrina budista y constituye otro de los temas clave de la narrativa de Borges. Una idea complementaria a la del sueño es la de presentar el universo como libro de Dios: todo está escrito en él; previsto o querido por Alguien en un momento anterior. Supone una actitud fatalista.

A las concepciones budista y fatalista enunciadas hay que añadir la consideración literaria que Borges tiene de la doctrina idealista de tantos filósofos europeos: “el mundo es la idea que yo tengo del mundo”; “el mundo deja de ser en cuanto yo dejo de pensarlo”; “puedo pensar un mundo distinto que el que conozco por los sentidos, que no es menos real que éste”. Esto da lugar a relatos tan densos como Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, del libro Ficciones: un mundo coherente, casi perfecto, pero inventado.

En este apartado cabe la mención de Schopenhauer —del que Borges es “lector apasionado”— y su concepción voluntarista del mundo, en la que la realidad importa menos que la voluntad de hacerla.

Una muestra literaria del "todo está escrito" aparece en la narración El muerto, incluida en El Aleph: Otálora intenta suplantar al jefe de la cuadrilla. Este, nos enteramos al final, ha conocido las intenciones de Otálora desde el principio, pero le ha dejado hacer. Otálora descubre con amargura que todo lo que ha tramado y ejecutado estaba previsto en el plan del jefe Bandeira, de quien dice Borges en el epílogo de EL Aleph que es “una tosca divinidad”.

e) Panteísmo.

Borges recoge de una u otra doctrina filosófica aquello en lo que intuye mejores posibilidades narrativas. Del panteísmo, según la enunciación de Plotino, hace suya la siguiente formulación: “Todo está en todas partes y cualquier cosa es todas las cosas”. Una manifestación de panteísmo, presentado literariamente, es la afirmación de que un hombre es los otros hombres con muchas variantes. En El Aleph hay un relato significativo: Los teólogos, en el que disputan y mueren dos teólogos antagonistas. He aquí el final del relato: “... en el paraíso, Aureliano supo que para la insondable divinidad, él y Juan de Panonia (el ortodoxo y el hereje, el aborrecedor y el aborrecido, el acusador y la víctima) formaban una sola persona”. Un tratamiento análogo recibe la Historia del guerrero y de la cautiva. La confusión deliberada de personalidades como reflejo panteísta (“cada hombre es un órgano que crea la divinidad para sentir al mundo”, cita Borges en el relato de Los teólogos) aparece al menos en dos cuentos de Ficciones: La forma de la espada y Acercamiento a Almotasim. Es sabido que el panteísmo, en la historia del pensamiento, deriva con facilidad hacia el ateísmo; hacia esa forma de ateísmo que consiste en negar un Dios personal e inteligente: “Dios no es nadie para ser todos”. En algún relato aparece como eje otra idea conectada con el pensar panteísta: la idea de que Dios, para serlo, debió borrarse o perder su identidad: “Dios es la nada primordial, no es nadie para ser todos”. Y una consecuencia de esa idea: “un (posible) solo inmortal es todos los hombres”. Este es el eje intelectual de El inmortal, relato que forma parte de El Aleph y que Borges considera la pieza más trabajada de todas las que componen el libro: el protagonista, que ha alcanzado la inmortalidad, ha perdido su identidad individual y ahora puede ser todos los personajes históricos. Con la eliminación de la identidad, la individualidad es sólo aparente. Incluso “Judas puede ser Jesús” en el paradójico e irreverente relato Tres versiones de Judas, recogido en Ficciones.

Un reflejo estilístico de la confusión de identidades es la deliberada mezcla de géneros, grata a Borges: relatos que parecen ensayos; una investigación policial que sigue un proceso cabalístico (La muerte y la brújula), o la combinación de personas existentes con otras ficticias.

f) El microcosmos panteísta.

El panteísmo permite otra derivación si, en lugar de a las personas, lo aplicamos a las cosas: "cualquier cosa es todas las cosas" (en Historia de la Eternidad). Tres relatos contenidos en El Aleph recogen el tema del microcosmos traducido en tres imágenes: el “Aleph” de los judíos místicos de la Cábala, la “Rueda” de las religiones del Indostán, el “Zahir” del Islam. La representación de cada uno de esos tres símbolos —símbolos para Borges de Dios, del Universo— puede darse en cualquier cosa: en los tres cuentos mencionados se dan, de hecho, en una moneda, en una esfera, en las rayas de un tigre. Borges ha extraído de tres religiones no cristianas la hilaza para tejer sus ficciones, mostrando así que de dichas doctrinas sólo le interesa el valor estético o el aspecto misterioso que encierran. Buena parte de la peculiaridad de Borges reside, como hemos visto, en hacer literatura con las doctrinas de la filosofía y la teología.

Así como todo el universo puede estar contenido en un punto, todo destino puede estar cifrado en un instante: Biografía de Isidoro Tadeo Cruz (1827 1874) es una muestra de esta idea: la clave de la vida del personaje está en un momento de cierta noche en que, enfrentado a Martín Fierro, comprende su destino de forajido y “acatando ese destino, arroja su gorro de soldado y se pone a pelear junto al desertor contra la milicia”. En el volumen Ficciones hay dos relatos que participan igualmente de esa noción: El fin  y El milagro secreto. En este último cuento, la razón de ser de la vida de un dramaturgo descansa en el hecho de que pueda terminar su drama. El instante necesario para conseguirlo (que para el interesado es un año y para el reloj un segundo) justifica su vida.

g) El tiempo.

Un minuto puede cifrar la eternidad: la base filosófica de este aserto está en las paradojas de Zenón, recogidas por Borges a través de varios autores: "William James niega que puedan transcurrir catorce minutos, porque antes es obligatorio que hayan pasado siete, y antes de siete, tres minutos y medio, un minuto y tres cuartos, y así hasta el fin, hasta el invisible fin, por tenues laberintos del tiempo" (Otras inquisiciones).

La paradoja es muy del gusto de Borges, lector de los filósofos idealistas y amigo de encontrar aspectos insólitos al mundo. Le gusta “crear irrealidades que confirmen el carácter alucinatorio del mundo, como es doctrina de todos los idealistas”. El tiempo, tema de poetas y de metafísicos, lo es también del Borges ensayista (Nueva refutación del tiempo) y literato. Prefiere, entre otros esquemas temporales posibles, el del tiempo cíclico circular; las cosas se repiten en el tiempo, no de forma idéntica, sino análoga.

Aparte de la importancia que alcanza en El inmortal, aunque no es el tema principal de ese relato, el tema del tiempo se hace motivo central en Un hombre en el umbral (el pasado es preanuncio del presente hasta confundirse ambos) y, dentro de Ficciones, en Tema del traidor y del héroe. Es también un subtema presente en la mayoría de las piezas.

h) La ley de la causalidad.

Continuando en la órbita de esa concepción que llamamos panteísta, encontramos otra nota borgeana que bien podría ser uno más de sus corolarios: infinitas causas han debido converger a lo largo de los siglos para producir un solo efecto. La extraña complejidad del mundo se manifiesta también en el entramado de acciones y sucesiones que confluyen en cada objeto, en cada momento. Cuenta Borges que al pintor Whistler le preguntaron el tiempo que había necesitado para pintar uno de sus nocturnos. “Toda mi vida”, ¬fue la respuesta. “Con igual rigor —apostilla Borges— pudo haber dicho que había requerido los siglos que precedieron al momento en que lo pintó” (en Discusión). El enunciado anterior y la anécdota de Whistler sugieren a Borges una porción de posibilidades literarias, algunas de ellas de elevado efecto paradójico. “Para el cristiano la vida y la muerte de Cristo son el acontecimiento central de la histo¬ria del mundo (...). Quizá el hierro fue creado para los clavos y las espinas para la corona de escarnio y la sangre y el agua para la herida” (en Otras inquisiciones). Alazraki encuentra como tema dominante en algunas piezas la ley de la causalidad y sus consecuencias.

i ) Resumen.

En resumen, Borges trabaja sus argumentos como si se tratara de parábolas de la realidad. Son historias determinadas, sí, pero tienen a la vez el valor de símbolos —algo genérico y universal— o de alegorías. Muchos de sus cuentos admiten interpretaciones filosóficas, sin perder en ningún momento su propio valor como relato de intriga, historia personal o pieza literaria de cualquier género. Muchos lectores satisfarán su gusto por la lectura con los brillantes tratamientos, en los que la concisión del estilo potencia el efecto sorprendente de historias emocionantes. Para ellos, Borges será, sin necesidad de mayores consideraciones, un magnífico fabulador. Lectores más reflexivos quizá descubran implicaciones intelectuales de más vasto alcance. Para Alazraki, la clave de esas implicaciones sería un relativismo que arranca del escepticismo esencial profesado por Borges.


BORGES, Jorge Luis . El Aleph .Alianza Editorial, Madrid 1975

Jorge Luis Borges



“Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca”.

“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”.

JORGE LUIS BORGES (1899 - 1986) 




 
Les sugiero la lectura de estos sitios para datos biográficos, obras y enlaces sobre el escritor:   http://www.literatura.org/Borges/

Videos y entrevistas a Borges como la de Soler Serrano en el programa “A fondo”: http://www.youtube.com/watch?v=7ER919AtOgA

Podrán acceder a la lectura de sus poemas en este link :

O a algunos de sus cuentos, ensayos y obras en colaboración en: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/borges/jlb.htm


• A partir de la lectura de este relato, establezcan las diferencias entre el Borges-escritor y el Borges-hombre.


Borges y yo

Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pase de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con el infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.

No sé cuál de los dos escribe esta página.
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En entrevista le preguntaron a Borges lo siguiente:

- Usted dice que al otro es a quién le suceden las cosas ¿ con cuál Borges converso ahora?

Borges contestó serenamente: "Esa es una pregunta de tipo metafísico… yo diría que soy continuamente cada uno de ellos, yo soy los dos, el uno necesita del otro, pero yo pensaba sobre todo en la diferencia entre el hombre íntimo y el poeta que siempre y de algún modo es un hombre público, no, yo no sé si yo me parezco a esa imagen pública, a la imagen que yo doy de mis libros, posiblemente yo sea bastante distinto, posiblemente mi retórica me traicione…".

• Expliquen cuáles son las implicancias de estas afirmaciones relacionándolas con lo que conocen acerca de Borges:

"…Hace años yo traté de liberarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas…".


“…pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros…”


“…No sé cuál de los dos escribe esta página”.



• Para abordar lo fantástico en Borges es interesante leer una disertación que dio en Uruguay sobre la literatura fantástica, en este enlace:


viernes, 16 de septiembre de 2011

El Túnel

   “En todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío”
El Túnel (1948)



  
 Ernesto Sabato (1911- 2011)                         
                          
"La literatura no es un pasatiempo ni una evasión, sino una forma -quizá la más completa y profunda- de examinar la condición humana".


Para aproximarnos a la figura de Ernesto Sabato, les propongo la lectura de las palabras de José Saramago, escritor portugués Premio Nobel de Literatura, en ocasión del Homenaje a Sabato en el Congreso de la Lengua 2004, en Rosario.

“Mi iniciación en el universo narrativo de Ernesto Sábato, y también en lo que podríamos llamar su cosmos personal, sucedió hace mucho tiempo, hacia el final de los remotos años 50, cuando, en un ya desaparecido café de Lisboa, nos reuníamos unos cuantos amigos para hablar de libros en voz alta y de política en voz baja, por razones que, tanto en el primer caso como en el segundo, no necesitan mayor explicación. En esa época las preferencias y los modelos literarios de nuestro grupo se orientaban, en su mayoría, hacia la dulce y entonces todavía inmortal Francia, aunque algunos, con apenas disimulada soberbia, hacían exhibición de intimidades con las literaturas de expresión inglesa, sobre todo con la norteamericana, sobre cuya validez (me refiero, claro está, a las pregonadas intimidades) los francófilos, por envidia, manifestaban las más severas reservas. Paradójicamente, la armonía en estos inflamados debates, que nunca se concluyeron de manera satisfactoria, quedaba desviada, alguna que otra vez, con las intervenciones de un compañero algo excéntrico que tenia sus amores culturales en otros puntos del planeta y que los defendía con evidente conocimiento de causa. No éramos, hágasenos al menos esa justicia, completamente ignorantes de lo que sucedía entre el Río Grande y el cabo de Hornos, pero lo que presumíamos saber no iba mas allá de lo fragmentario y, en el fondo, se alimentaba más de referencias y alusiones casuales que de un interés real y autónomamente motivado. Ese amigo providencial (de su boca oí hablar por primera vez de José Hernández y de Martín Fierro), se nos aparecía en el café con brazadas de títulos y de nombres y los lanzaba sobre la mesa como flores exóticas, entre las tazas y los ceniceros. Dejo aquí algunos de esos nombres y de esos títulos como una simple muestra de la riqueza de su jardín: Enrique Larreta y La gloria de don Ramiro, Ricardo Güiraldes y Don Segundo Sombra, Enrique Amorim y El paisano Aguilar, Miguel Ángel Asturias y El señor presidente, Rómulo Gallegos y Doña Bárbara, José María Arguedas y Los ríos profundos, Ciro Alegría y El mundo es ancho y ajeno, Julio Cortazar y Bestiario, Jorge Luis Borges y El Aleph, Adolfo Bioy Casares y La invención de Morel, Carlos Fuentes y La región más transparente... Como dejé dicho, estábamos entonces en las postrimerías de los años 50, razón más que poderosa para que El coronel no tiene quien le escriba y La ciudad y los perros todavía no hubieran llamado en la aldaba de las puertas del viejo café de Lisboa.

Y estaba Sábato. Por un extraño fenómeno acústico cualquiera, el día que oí pronunciar ese nombre entonces desconocido para mí, asocié las tres rápidas sílabas que lo componían a una súbita puñalada. Conocido como es el significado de esta palabra italiana, la asociación tendrá que parecer de lo más incongruente, pero las verdades son para ser dichas, y esta es una de ellas. El túnel fue publicado en 1948, pero yo no lo había leído. Entonces, a mis inocentes 26 años, todavía sería mucho el pan y mucha la sal que tendría que comer antes de descubrir el camino marítimo que me había de conducir a Buenos Aires... Fue aquel inolvidable compañero de mesa de café quien me proporcionó la lectura de la novela. Enseguida, en las primeras páginas, comprendí hasta que punto había sido exacta la osada asociación de ideas que me llevó de un apellido a un puñal, para colmo con una circunstancia agravante e inesperada: el puñal Sábato, después de clavado, no se retiraba de la herida, permanecería allí, moviéndose por sí mismo, despacio, para que la sangre no dejase de correr y la deseada cicatriz no acabara siendo nada más que un sueño imposible... Las lecturas siguientes que he ido haciendo de Ernesto Sábato, tanto de sus novelas como de sus ensayos, a lo largo de todos estos años, confirmaron aquella intuición inicial, la de que me encontraba ante un autor trágico y al mismo tiempo eminentemente lúcido que, además de ser capaz de abrir caminos por los corredores laberínticos del espíritu de los lectores, no les consentía, ni siquiera durante un solo instante que desviasen los ojos de la esquina más oscura del ser. ¿Lectura por eso difícil? Tal vez, aunque lectura fascinante entre todas. La amalgama de surrealismo, existencialismo y psicoanálisis que, según hoy opiniones más acreditadas, constituye el soporte «doctrinario» de las novelas del autor de Sobre héroes y tumbas, no nos debería hacer olvidar que ese proclamado «enemigo» de la razón que se llama Ernesto, Sábato es a la falible y humilde razón humana a la que acabará apelando cuando sus propios ojos, libres de escamas, se enfrentaron con ese otro apocalipsis que fue la sangrienta represión sufrida por el pueblo argentino. Novelas que se refieren a tiempos históricamente determinados y a lugares objetivamente definidos, El túnel, Sobre héroes y tumbas, Abbadón el exterminador no hacen oír solamente el grito de una conciencia afligida por su propia impotencia y la visión profética de una sibila a quien el futuro aterra, también nos avisan de que, tal como Goya (más conocido como pintor que como filósofo...) ya había dejado constancia en el famoso grabado de los Caprichos, es siempre del sueño de la razón que ha nacido, crecido y prosperado la inmunda genealogía de los monstruos.

Hacia este profeta áspero y agreste que la vejez no ha conseguido dominar, hacia esta conciencia dolorida por todas las desgracias del mundo, que un día, muchos años después de las tertulias del café de Lisboa, encaminé finalmente mis pasos, a esa ciudad de Santos Lugares donde también suele irse por otras peregrinaciones edificantes, aunque ninguna tan hermosa y rica en Lecciones para el empedernido descreído que les habla. De nuestro primer encuentro dejé un emocionado recuerdo en mis Cuadernos de Lanzarote. Permítaseme que les lea este breve fragmento:

Dentro, pasé a la penumbra reinante, ninguna luz estaba encendida. Y en ningún momento Sábato se quito las gafas oscuras, de lentes gruesísimos. La sala donde nos recibió daba a la parte de atrás del jardín, la pared divisoria de ese lado, acristalada, apenas dejaba entrar la luz quebrada del rápido atardecer. Ofrecí a Sábato el Ensayo sobre la ceguera, él quiso saber qué ciegos eran estos míos, yo le hablé de los suyos, después hicimos un repaso juntos de algunos de los ciegos más ilustres de la literatura, tanto de personajes como de autores, y acabamos preguntándonos aquello que muchos han querido saber: si los problemas de visión que uno y otro hemos padecido habrán sido la causa inmediata de nuestras contribuciones de ciegos a los estudios literarios. Estuvimos de acuerdo en que no. Trajeron un café, que tomamos en silencio. Después Sábato se lanzó, como quien repite un camino ya muchas veces recorrido, a un largo soliloquio que comenzaba por la evocación dolorida de la muerte reciente de un hijo (herida que siempre le estará sangrando), y luego, como si le fuese imposible escapar de su propio laberinto, transito por las diversas obsesiones que le conocemos: la implacable descreencia en la razón, la negación crítica del conocimiento científico, el problema del mal, Dostoievski, la apología de la obra breve... La sala fue oscureciendo hasta que casi no conseguíamos vernos. Sábato no se levantó a encender la luz. Sombra entre sombras, su voz de ceniza lentamente fue cubriendo la sala, los estantes, las caras, los bultos, las manos. Le dije que hasta para no creer en la razón teníamos necesidad de la razón, que el mal no era efecto ni obra de un demonio, que no hay otro demonio ni otro Dios que la cabeza del propio hombre. No tengo seguridad de que me oyera, su voz era como un no negro hacia el cual, poco a poco, yo mismo, todavía sujeto a la orilla, iba resbalando.

Esta fue la primera vez que nos vimos. Regresé años después a Santos Lugares, luego fuimos coincidiendo aquí y allí del mundo, en Madrid, en Badajoz, en Lanzarote, cada vez más próximos el uno del otro en la inteligencia y en el corazón, el hermano mayor, yo, sólo un poco más joven, dos seres que, en el exacto momento en que finalmente se encontraron, comprendieron que se habían estado buscando. Hoy, Ernesto, aquí estamos una vez más, y ha sido a mí, escritor portugués y amigo tuyo, a quien le ha cabido el honor inestimable de verse elegido mensajero, no ya de todos cuantos han venido a Rosario a celebrar los fastos de la lengua castellana y a ampliar las avenidas de su futuro, sino también (que me sea perdonada la presunción) de cuantos, fuera de estas paredes, en Argentina, en América, en el mundo, lo admiran y lo respetan, leen tus libros, escuchan tus palabras y contigo mantienen el mejor de los diálogos, el de las conciencias. Entre el temor y el temblor en que nuestras vidas discurren, la tuya no podía ser una excepción. Aunque quizás no se encuentre en los días de hoy una situación tan radicalmente dramática como la tuya, la de alguien que, siendo tan humano, se niega a absolver a su propia especie, alguien que a sí mismo no se perdonará nunca su condición de hombre. No todos le agradecerán la violencia. Yo te pido que no la desarmes”.

Datos biográficos y de su producción literaria pueden encontrar en este sitio del Ministerio de Educación: http://www.me.gov.ar/efeme/sabato/enlaces.html . También en:

http://es.wikipedia.org/wiki/Ernesto_Sabato,en este link: http://www.literatura.org/Sabato/Sabato.html o en un video para el Canal Encuentro: http://vimeo.com/24922809

Un reconocido Homenaje a Sabato por su trabajo en la CONADEP y la elaboración del Prólogo del Nunca más, en este link: http://www.youtube.com/watch?v=lqbPDz85iyI; el texto completo del Prólogo escrito por Sabato en : http://www.losderechoshumanos.com.ar/sabato.htm

Y las frases más destacadas del escritor en: http://www.abc.es/20110430/cultura-libros/abci-frases-destacadas-sabato-201104301405.html

Pueden leer el texto digital de la novela El Túnel en estos sitios: http://letrahispanica.com/blog/wp-content/uploads/2011/05/eltunel.pdf, o bien en : http://www.quedelibros.com/libro/14158/El-Tunel.html





lunes, 18 de julio de 2011

Cuento sin moraleja - Julio Cortázar

Cuento sin moraleja
Les ofrezco la posibilidad de escuchar un texto con la voz de Julio Cortázar, en este link  http://www.youtube.com/watch?v=zMiO2oWlAzI&feature=related

Un hombre vendía gritos y palabras, y le iba bien, aunque encontraba mucha gente que discutía los precios y solicitaba descuentos. El hombre accedía casi siempre, y así pudo vender muchos gritos de vendedores callejeros, algunos suspiros que le compraban señoras rentistas, y palabras para consignas, esloganes, membretes y falsas ocurrencias.

Por fin el hombre supo que había llegado la hora y pidió audiencia al tiranuelo del país, que se parecía a todos sus colegas y lo recibió rodeado de generales, secretarios y tazas de café.

-Vengo a venderle sus últimas palabras -dijo el hombre-. Son muy importantes porque a usted nunca le van a salir bien en el momento, y en cambio le conviene decirlas en el duro trance para configurar fácilmente un destino histórico retrospectivo. -Traducí lo que dice- mandó el tiranuelo a su intérprete. -Habla en argentino, Excelencia. -¿En argentino? ¿Y por qué no entiendo nada? -Usted ha entendido muy bien -dijo el hombre-. Repito que vengo a venderle sus últimas palabras.

El tiranuelo se puso en pie como es de práctica en estas circunstancias, y reprimiendo un temblor, mandó que arrestaran al hombre y lo metieran en los calabozos especiales que siempre existen en esos ambientes gubernativos.

-Es lástima- dijo el hombre mientras se lo llevaban-. En realidad usted querrá decir sus últimas palabras cuando llegue el momento, y necesitará decirlas para configurar fácilmente un destino histórico retrospectivo. Lo que yo iba a venderle es lo que usted querrá decir, de modo que no hay engaño. Pero como no acepta el negocio, como no va a aprender por adelantado esas palabras, cuando llegue el momento en que quieran brotar por primera vez y naturalmente, usted no podrá decirlas.

-¿Por qué no podré decirlas, si son las que he de querer decir? -preguntó el tiranuelo ya frente a otra taza de café.

-Porque el miedo no lo dejará -dijo tristemente el hombre-. Como estará con una soga al cuello, en camisa y temblando de frío, los dientes se le entrechocarán y no podrá articular palabra. El verdugo y los asistentes, entre los cuales habrá alguno de estos señores, esperarán por decoro un par de minutos, pero cuando de su boca brote solamente un gemido entrecortado por hipos y súplicas de perdón (porque eso sí lo articulará sin esfuerzo) se impacientarán y lo ahorcarán.

Muy indignados, los asistentes y en especial los generales, rodearon al tiranuelo para pedirle que hiciera fusilar inmediatamente al hombre. Pero el tiranuelo, que estaba-pálido-como-la-muerte, los echó a empellones y se encerró con el hombre, para comprar sus últimas palabras.

Entretanto, los generales y secretarios, humilladísimos por el trato recibido, prepararon un levantamiento y a la mañana siguiente prendieron al tiranuelo mientras comía uvas en su glorieta preferida. Para que no pudiera decir sus últimas palabras lo mataron en el acto pegándole un tiro. Después se pusieron a buscar al hombre, que había desaparecido de la casa de gobierno, y no tardaron en encontrarlo, pues se paseaba por el mercado vendiendo pregones a los saltimbanquis. Metiéndolo en un coche celular, lo llevaron a la fortaleza, y lo torturaron para que revelase cuales hubieran podido ser las últimas palabras del tiranuelo. Como no pudieron arrancarle la confesión, lo mataron a puntapiés.

Los vendedores callejeros que le habían comprado gritos siguieron gritándolos en las esquinas, y uno de esos gritos sirvió más adelante como santo y seña de la contrarrevolución que acabó con los generales y los secretarios. Algunos, antes de morir, pensaron confusamente que todo aquello había sido una torpe cadena de confusiones y que las palabras y los gritos eran cosa que en rigor pueden venderse pero no comprarse, aunque parezca absurdo.

Y se fueron pudriendo todos, el tiranuelo, el hombre y los generales y secretarios, pero los gritos resonaban de cuando en cuando en las esquinas.

http://www.juliocortazar.com.ar

sábado, 16 de julio de 2011

Luna caliente - Mempo Giardinelli

  Luna caliente de Mempo Giardinelli. (1983).
  

La lectura de este fragmento servirá para ubicarnos en la trama y el contexto de la novela:

Imagen relacionada
"…Empezando por Argentina, cabe decir que la obra de Mempo Giardinelli no puede ser limitada al género policíaco. Su carácter heterogéneo le ha hecho practicar todo tipo de géneros y formas literarias, teniendo siempre como rasgo esencial su compromiso político y su rechazo de las formas totalitarias que inundaron los gobiernos hispanoamericanos en la década de los 70. Ese compromiso está presente en las dos obras que más se amoldan a la narrativa negra en su extensa bibliografía Qué solos se quedan los muertos (1985) y, sobre todo, Luna caliente (1983). La primera gira alrededor del tema de la culpa y el castigo, con el desencanto del fracaso del reformismo del 68 como fondo. La segunda trata los mismos temas y presenta un asfixiante fresco social que se identifica con la situación social y política vivida en Argentina durante la dictadura. La novela logra así trascender un esquema narrativo estereotipado para ejecutar su capacidad de denuncia sobre la situación del país hispanoamericano durante los últimos años de la década de 1970, mostrando así el valor de la literatura negra como reflejo crítico de la realidad, tal y como el propio Giardinelli manifestó:
“El género mismo tiene una virtud: es tan apegado a la realidad, tan dependiente de la realidad que ahí está su limitación conceptual como literatura, pero ahí esta también su maravilla. En América Latina, como en África describes la realidad y estás haciendo el manifiesto revolucionario. Si tú describes lo que pasa en la realidad con tu mirada honesta y sincera, es una mirada de lucha aunque no tengas la intención de hacerlo. Yo creo que en ese sentido el género es noble”. (Osorio y Muga: 1).

A medio camino entre Lolita y los clásicos de la novela criminal de James M.Cain (El cartero siempre llama dos veces o Pacto de sangre, ésta última base del guión de Perdición), Luna caliente narra la historia de un joven y prometedor abogado argentino que, al volver a su país después de terminar sus estudios en Francia, se ve envuelto en una obsesiva y apasionada relación con una adolescente, hija de un viejo amigo de la familia, que le lleva a cometer un crimen y a iniciar una huida tan llena de obstáculos como de remordimientos y deseos. Ambientada en una atmósfera ensoñadora en la que realidad y fantasía se entremezclan sin dejar lugar a las verdades absolutas, la trama de la novela avanza a golpe de sorpresas, atrapando al público con golpes inesperados y revelaciones inauditas que hacen que sea prácticamente imposible no sumergirse por completo en la historia y leerla de un tirón. Sin caer en efectismos ni trucos de folletín, el autor logra mantener la tensión durante toda la narración. En permanente encrucijada, el lector se divide entre la duda de no saber la verdad y la angustia que le transmite el personaje principal, que se debate entre el sentimiento de culpa, el miedo al castigo y la atracción turbadora por la joven protagonista. Lejos de limitar el alcance de la obra al mantenimiento de la intriga, a la lúbrica relación entre los dos jóvenes amantes y a la poderosa y brutal capacidad de transformación del deseo, Giardinelli sitúa la trama en el opresivo y brutal ambiente de la dictadura militar argentina de 1977 y le da así nuevos matices y trasfondos. Esta mirada crítica se efectúa a través de la aparición en la novela de personajes de las fuerzas de seguridad de la época que, encargados de imponer miedo y de hacer de cada individuo un sospechoso en potencia, ejemplifican a la perfección el ambiente hostil y temeroso que imponen todas las dictaduras.

Dice el escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II que la novela negra latinoamericana, el denominado neopolicial, es una literatura «de crímenes muy jodidos, en la que lo que importa no son tanto los crímenes como el contexto». Así lo muestra Luna caliente, en cuya narración es imposible disociar la conducta irracional del protagonista con el violento clima que le rodea. Esa constante presencia social de la violencia está también presente en uno de los acercamientos al género de Ricardo Piglia, probablemente el más universal de cuantos escritores pueblan hoy el panorama literario argentino. Basada en un hecho real Plata quemada, obra de interesante planteamiento narrativo, relata la peripecia de una serie de atracadores que parecen abocados a delinquir, sin que la sociedad les ofrezca salidas, alternativas ni opciones. De ahí que la primigenia novela criminal, cultivada por el ya citado Cain o por Horace McCoy o Jim Thopsom, haya de ser referente obligado a la hora de hablar de la producción policiaca de estos dos autores argentinos que, al igual que sus antecedentes norteamericanos, parecen considerar al hombre como un ente inerte condicionado por su contexto, repleto de podredumbre moral y violencia. La crítica social que en el caso hispanoamericano pone especial énfasis en la denuncia de la corrupción gubernamental y de la desidia policial resulta así evidente…”

Àlex Martín Escribà y Javier Sánchez Zapatero   "Una mirada al neopolicial latinoamericano” http://www.ucm.es/BUCM/revistas/fll/02104547/articulos/ALHI0707110049A.PDF

• A partir de la lectura de este fragmento y de las reflexiones de Paco Ignacio Taibo deberán enumerar qué características del género negro se dan en Luna caliente  y ejemplificar el contexto social y político y las críticas al sistema imperante en el país.

“La novela negra en lengua hispana, sin perder la esencia de la novela negra norteamericana, va a tomar un cuerpo propio: la crítica y denuncia tiene como referente los países de los escritores. La novela negra escrita en español no apareció en la misma época en todos los países hispanos, y muchos de los escritores que la cultivaron difieren en muchos aspectos. No obstante, hay rasgos comunes entre los escritores de este género como los señala Paco Ignacio Taibo:

“Los elementos comunes a todas estas novelas: caracterización de la policía como una fuerza del caos, del sistema bárbaro, dispuesta a ahogar a los ciudadanos; presentación de un hecho criminal como un accidente social, envuelto en la cotidianidad de las grandes nuevas ciudades; énfasis en el diálogo como conductor de la narración, gran calidad en el lenguaje sobre todo en la construcción de ambientes; personajes centrales marginales por decisión.”

Asimismo, este estudioso destaca la crítica que los escritores hacen en sus novelas al sistema imperante de sus países respectivos, como un denominador común en la novela negra en español. En este sentido es seguidora de la novela negra norteamericana, pero a diferencia de ésta va a tener un sesgo más que capitalista, social y político.

A todas las novelas es común una suave carga de escepticismo y soledad en los personajes, un toque de denuncia social y de un rechazo de sistema, un rescate de lo cotidiano paseado y hablado, una excelente arquitectura de novela criminal, una visión de violencia como algo más allá de los actores, como algo que se origina en la cúpula de la sociedad que viene de la esencia del sistema...[…]…En esta línea estaría inscrito Mempo Giardinelli, quien no sólo vivió el exilio sino que en esta situación publicó su novela Luna caliente (1983). Novela en la que el autor argentino hace una denuncia sobre la dictadura militar y muestra un rechazo a este sistema de gobierno…”



La novela negra

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"La verdadera novela negra está hecha mitad de crimen y misterio, y mitad de talento literario. Deja chiquita a mucha literatura rebuscada e incompresible de nuestros días"
Raymond Chandler


Para abordar las características de la novela negra, representantes del género y tipos les sugiero que vayan a este link: http://es.wikipedia.org/wiki/Novela_negra

Lean el texto siguiente en este enlace: http://www.urbinavolant.com/archivos/literat/novneg.pdf

• Marquen las diferencias entre novela policíaca y novela negra y realicen un cuadro comparativo.

Luego lean  la teoría de Mariano Sánchez Soler acerca de “Como se escribe una novela negra” en este enlace: http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/tecni/novnegra.htm

Les propongo la lectura de Luna caliente (1983), del escritor argentino Mempo Giardinelli. Datos biográficos del autor pueden encontrar en su blog personal: http://www.mempogiardinelli.com/home.htm

Además, es interesante una entrevista a Mempo Giardinelli de Goran Tocilovac, para diario “El Comercio” (de Lima, Perú ), titulada “Sobre el género negro”:

sábado, 9 de julio de 2011

La Transtextualidad

Un texto se puede relacionar con otro texto, ya sea por su forma o por su contenido. Esta relación se denomina en sentido amplio, transtextualidad,que según Gerard Genette, adopta distintas formas, entre ellas:
Intertextualidad: relación entre dos textos a partir de la inclusión de uno en otro, en forma de cita o alusión.
Hipertextualidad:relación de un texto con otro anterior del cual deriva por transformación o por imitación. Una y otra pueden ser de carácter lúdico, satírico o serio.
Metatextualidad: relación que une un texto con otro a través del comentario. El modo más acabado es la “crítica”.

Para iniciarnos en la intertextualidad les sugiero que desarrollen las actividades del Taller de intertextualidad del blog de Álvaro Gómez Castro en este enlace:
http://alvarogomezcastro.over-blog.es/article-33963761.html
A continuación les propongo:
 a.  Buscar ejemplos de intertextualidad en textos que conozcan.
 b. Registrar o crear titulares de diarios o revistas de opinión que establezcan relaciones de  transtextualidad con discursos literarios o mediáticos a que se podrían referir.
        Por ejemplo:
             Tiempos Difíciles (titular de un periódico)
              - el mismo título de una obra de Charles Dickens.
  c. Reconocer la intertextualidad en titulares de diarios o revistas que les mostrará la profesora.

La intertextualidad, las distintas versiones de una misma obra, con sus textos, sus hipertextos y sus hipotextos pueden verse en obras en las que se recrea o se juega con un conocido original. En estos microcuentos de Franz Kafka, Juan José Arreola y Marco Denevi las conexiones con el Quijote están claras.

“La verdad sobre Sancho Panza” de Franz Kafka.
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/kafka/verdad.htm
“Teoría de Dulcinea” de Juan José Arreola
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/arreola/teoria.htm
“El precursor de Cervantes” de Marco Denevi
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/denevi/el_precursor_de_cervantes.hm

La relación intertextual apela a las competencias culturales de los receptores. Por eso, para comprender los textos anteriores, es necesario ampliar la información extratextual. Intenten establecer las semejanzas y diferencias entre el hipotexto e hipertexto.