Luna caliente de Mempo Giardinelli. (1983).
La lectura de este fragmento servirá para ubicarnos en la trama y el contexto de la novela:
La lectura de este fragmento servirá para ubicarnos en la trama y el contexto de la novela:
"…Empezando por Argentina, cabe decir que la obra de Mempo Giardinelli no puede ser limitada al género policíaco. Su carácter heterogéneo le ha hecho practicar todo tipo de géneros y formas literarias, teniendo siempre como rasgo esencial su compromiso político y su rechazo de las formas totalitarias que inundaron los gobiernos hispanoamericanos en la década de los 70. Ese compromiso está presente en las dos obras que más se amoldan a la narrativa negra en su extensa bibliografía Qué solos se quedan los muertos (1985) y, sobre todo, Luna caliente (1983). La primera gira alrededor del tema de la culpa y el castigo, con el desencanto del fracaso del reformismo del 68 como fondo. La segunda trata los mismos temas y presenta un asfixiante fresco social que se identifica con la situación social y política vivida en Argentina durante la dictadura. La novela logra así trascender un esquema narrativo estereotipado para ejecutar su capacidad de denuncia sobre la situación del país hispanoamericano durante los últimos años de la década de 1970, mostrando así el valor de la literatura negra como reflejo crítico de la realidad, tal y como el propio Giardinelli manifestó:
“El género mismo tiene una virtud: es tan apegado a la realidad, tan dependiente de la realidad que ahí está su limitación conceptual como literatura, pero ahí esta también su maravilla. En América Latina, como en África describes la realidad y estás haciendo el manifiesto revolucionario. Si tú describes lo que pasa en la realidad con tu mirada honesta y sincera, es una mirada de lucha aunque no tengas la intención de hacerlo. Yo creo que en ese sentido el género es noble”. (Osorio y Muga: 1).
A medio camino entre Lolita y los clásicos de la novela criminal de James M.Cain (El cartero siempre llama dos veces o Pacto de sangre, ésta última base del guión de Perdición), Luna caliente narra la historia de un joven y prometedor abogado argentino que, al volver a su país después de terminar sus estudios en Francia, se ve envuelto en una obsesiva y apasionada relación con una adolescente, hija de un viejo amigo de la familia, que le lleva a cometer un crimen y a iniciar una huida tan llena de obstáculos como de remordimientos y deseos. Ambientada en una atmósfera ensoñadora en la que realidad y fantasía se entremezclan sin dejar lugar a las verdades absolutas, la trama de la novela avanza a golpe de sorpresas, atrapando al público con golpes inesperados y revelaciones inauditas que hacen que sea prácticamente imposible no sumergirse por completo en la historia y leerla de un tirón. Sin caer en efectismos ni trucos de folletín, el autor logra mantener la tensión durante toda la narración. En permanente encrucijada, el lector se divide entre la duda de no saber la verdad y la angustia que le transmite el personaje principal, que se debate entre el sentimiento de culpa, el miedo al castigo y la atracción turbadora por la joven protagonista. Lejos de limitar el alcance de la obra al mantenimiento de la intriga, a la lúbrica relación entre los dos jóvenes amantes y a la poderosa y brutal capacidad de transformación del deseo, Giardinelli sitúa la trama en el opresivo y brutal ambiente de la dictadura militar argentina de 1977 y le da así nuevos matices y trasfondos. Esta mirada crítica se efectúa a través de la aparición en la novela de personajes de las fuerzas de seguridad de la época que, encargados de imponer miedo y de hacer de cada individuo un sospechoso en potencia, ejemplifican a la perfección el ambiente hostil y temeroso que imponen todas las dictaduras.
Dice el escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II que la novela negra latinoamericana, el denominado neopolicial, es una literatura «de crímenes muy jodidos, en la que lo que importa no son tanto los crímenes como el contexto». Así lo muestra Luna caliente, en cuya narración es imposible disociar la conducta irracional del protagonista con el violento clima que le rodea. Esa constante presencia social de la violencia está también presente en uno de los acercamientos al género de Ricardo Piglia, probablemente el más universal de cuantos escritores pueblan hoy el panorama literario argentino. Basada en un hecho real Plata quemada, obra de interesante planteamiento narrativo, relata la peripecia de una serie de atracadores que parecen abocados a delinquir, sin que la sociedad les ofrezca salidas, alternativas ni opciones. De ahí que la primigenia novela criminal, cultivada por el ya citado Cain o por Horace McCoy o Jim Thopsom, haya de ser referente obligado a la hora de hablar de la producción policiaca de estos dos autores argentinos que, al igual que sus antecedentes norteamericanos, parecen considerar al hombre como un ente inerte condicionado por su contexto, repleto de podredumbre moral y violencia. La crítica social que en el caso hispanoamericano pone especial énfasis en la denuncia de la corrupción gubernamental y de la desidia policial resulta así evidente…”
Àlex Martín Escribà y Javier Sánchez Zapatero "Una mirada al neopolicial latinoamericano” http://www.ucm.es/BUCM/revistas/fll/02104547/articulos/ALHI0707110049A.PDF
• A partir de la lectura de este fragmento y de las reflexiones de Paco Ignacio Taibo deberán enumerar qué características del género negro se dan en Luna caliente y ejemplificar el contexto social y político y las críticas al sistema imperante en el país.
“La novela negra en lengua hispana, sin perder la esencia de la novela negra norteamericana, va a tomar un cuerpo propio: la crítica y denuncia tiene como referente los países de los escritores. La novela negra escrita en español no apareció en la misma época en todos los países hispanos, y muchos de los escritores que la cultivaron difieren en muchos aspectos. No obstante, hay rasgos comunes entre los escritores de este género como los señala Paco Ignacio Taibo:
“Los elementos comunes a todas estas novelas: caracterización de la policía como una fuerza del caos, del sistema bárbaro, dispuesta a ahogar a los ciudadanos; presentación de un hecho criminal como un accidente social, envuelto en la cotidianidad de las grandes nuevas ciudades; énfasis en el diálogo como conductor de la narración, gran calidad en el lenguaje sobre todo en la construcción de ambientes; personajes centrales marginales por decisión.”
Asimismo, este estudioso destaca la crítica que los escritores hacen en sus novelas al sistema imperante de sus países respectivos, como un denominador común en la novela negra en español. En este sentido es seguidora de la novela negra norteamericana, pero a diferencia de ésta va a tener un sesgo más que capitalista, social y político.
A todas las novelas es común una suave carga de escepticismo y soledad en los personajes, un toque de denuncia social y de un rechazo de sistema, un rescate de lo cotidiano paseado y hablado, una excelente arquitectura de novela criminal, una visión de violencia como algo más allá de los actores, como algo que se origina en la cúpula de la sociedad que viene de la esencia del sistema...[…]…En esta línea estaría inscrito Mempo Giardinelli, quien no sólo vivió el exilio sino que en esta situación publicó su novela Luna caliente (1983). Novela en la que el autor argentino hace una denuncia sobre la dictadura militar y muestra un rechazo a este sistema de gobierno…”