"Igual que sus dueños, el
pequeño espejo enmarcado en ébano avanza lentamente hacia la libertad."
(Liliana Bodoc).
Un espejo, tres continentes
(África, Europa y América), nuestras raíces, la identidad y la libertad
abordadas en una novela maravillosa de Bodoc que invita a la lectura a
adolescentes y adultos. Les dejo el comienzo y final del capítulo 1.
El espejo africano
por Liliana Bodoc
Hay objetos que jamás nos
pertenecerán del todo. No importa que se trate de antiguas reliquias
familiares, pasadas de mano en mano a través de las generaciones. No importa si
los recibimos como regalo de cumpleaños o si pagamos por ellos una buena
cantidad de dinero… Estos objetos guardan siempre un revés, una raíz que se
extiende hacia otras realidades, un bolsillo secreto. Son objetos con rincones
que no podemos limpiar ni entender. Objetos que se marchan cuando dormimos y
regresan al amanecer.
Los espejos, por ejemplo. No
hay duda alguna de que los espejos pertenecen a esta categoría. Más aún… Si
tuviésemos que hacer una lista de objetos fantasmales, rebeldes,
incontrolables, los espejos ocuparían el primer lugar.
Mucho se escribió sobre ellos.
Poemas y cuentos, leyendas y relatos de horror. Se ha dicho que son puertas
hacia países fantásticos. Se ha dicho que son capaces de responder, con
sinceridad, las oscuras preguntas de una madrastra. “Espejito, espejito, ¿quién
es la más hermosa?”
Pero aun así, con tanta letra
escrita, siempre habrá nuevas cosas que contar, porque en los espejos cabe el
mundo entero.
*
Esta es la historia de un
espejo en particular. Pequeño, casi del tamaño de la palma de una mano. Y
enmarcado en ébano. Un espejo que cruzó el mar para ser parte de múltiples
historias, no todas buenas, no todas malas.
Un pequeño espejo que enlazó
los destinos de distintas personas en distintos tiempos.
En el comienzo hay un
atardecer rojo y polvoriento, atravesado por una manada de cebras. Un paisaje
extendido en su propia soledad que, aunque desde lejos puede parecer un dibujo,
es de carne y hueso. De sed y música.
Hay también un sonido que trae
el viento.
Tam…
Tam, tam.
Tam…
Tam, tam.
Son tambores los que están
hablando, los que están llorando.
¿Y por qué tambores?
Porque la historia de este
pequeño espejo, enmarcado en ébano lustroso, comienza en el África.
.....Los objetos se mueven con
las personas. Viajan, se pierden, se venden, se compran. Cruzan el mar. O
quedan olvidados, por mucho tiempo, en el fondo de un baúl.
Con los espejos sucede lo
mismo.
A un pequeño espejo enmarcado
en ébano le pueden suceder muchas cosas. Pudo, ¿por qué no?, ser donado para la
causa del ejército libertador.
Se han donado para la sagrada
causa de la libertad: 2 anillos de oro, 5 peinetones de carey, 17 caballos, 1
cuchillo con mango de plata, 11 ponchos, 9 mantas, 1 espejo enmarcado en ébano…
¿Qué haría con un espejo el
general San Martín? Como sea, algo extraño relacionado con el espejo ocurrió
años después. Fue cuando el pequeño espejo enmarcado en ébano volvió a cruzar
el mar. Esta vez, hacia el continente europeo.